Investigadores de Sant Joan de Déu y del ICS concluyen que la toma de decisiones compartida empodera al paciente y aporta eficiencia al sistema
La toma de decisiones compartida es una herramienta imprescindible para lograr el empoderamiento del paciente y dotar de mayor eficiencia al sistema sanitario. Esta es la principal conclusión de la jornada que tuvo lugar el 17 de octubre en el Parc Sanitari Sant Joan de Déu (PSSJD), en Sant Boi.
El Dr. Sebastià Santaeugènia, gerente del PSSJD, aseguró que aplicar la toma de decisiones compartida es "revolucionario" y, citando al Dr. Víctor Montori, explicó que esta práctica "no es solo una técnica clínica, sino un acto de resistencia contra la deshumanización de la medicina". Con estas palabras inauguró la jornada de debate.
Durante el acto se presentó el estudio IMA-cRCT (Initial Medication Adherence), publicado en la revista científica BMJ Quality & Safety, que evalúa el impacto y el proceso de implementación de la toma de decisiones compartida, centrado en las patologías cardiovasculares y la diabetes en atención primaria.
La investigación, liderada por la Dra. Maria Rubio-Valera, jefa del Grupo de Tecnologías Sanitarias y Resultados en Atención Primaria y Salud Mental (PRISMA) del Institut de Recerca Sant Joan de Déu (IRSJD) i del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, en colaboración con el Institut Català de la Salut (ICS), es el punto de partida para que esta práctica pueda aplicarse en todo el territorio.
Los datos de partida del estudio muestran que hasta un 13% de las personas con estas patologías no inician el tratamiento, y de quienes sí lo hacen, hasta un 60% lo abandona prematuramente. Estas cifras implican altos costes sanitarios, menor control de la enfermedad y pérdidas en productividad. Para revertir estos parámetros, es imprescindible promover un cambio de paradigma y fomentar la implicación del paciente en la toma de decisiones.
El IMA-cRCT se dirige a personas adultas que necesitan un nuevo tratamiento y utiliza la formación de los profesionales junto con herramientas de apoyo a la toma de decisiones compartida para ayudar en el proceso. Los resultados demuestran que, aunque la aplicación del modelo no impacta directamente en la adherencia, sí reduce la presión arterial y resulta altamente eficiente en personas con enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Desde una perspectiva cualitativa, destaca que los pacientes valoran positivamente la intervención, se sienten mejor informados y más implicados en las decisiones sobre su salud. Por su parte, los profesionales que han participado en el estudio aseguran que mejora la relación con el paciente.
"La toma de decisiones compartida puede ayudar a la persona que recibe la prescripción a afrontar mejor el diagnóstico", afirmó Maria Rubio-Valera. Se trata de un proceso de colaboración entre profesionales y pacientes para elegir la mejor opción frente a la enfermedad. Primero es necesario identificar qué se debe decidir, ofrecer al paciente toda la información y, si el contexto lo permite, proponer posibles alternativas al tratamiento. Luego, deliberar y analizar los pros y contras de cada posibilidad para finalmente tomar una decisión, que una vez implementada debe revisarse periódicamente para valorar sus resultados y, si es necesario, buscar alternativas.
Esta jornada no se entendería sin la participación de un paciente experto, Txema Navarro, quien compartió cómo poder elegir su tratamiento supuso una mejora para su patología. En este sentido, Navarro respeta la opción de algunos pacientes que prefieren no estar informados, pero considera fundamental que existan espacios donde quienes sí desean hacerlo puedan recibir información veraz y fiable.
Aunque existe la creencia de que el tiempo en consulta es insuficiente, Sara-Anna Davies, médica especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del ICS, explicó que estudios como el IMA-cRCT demuestran que no es así. Davies sugiere no concentrar todo en una sola visita, sino aprovechar las sucesivas para resolver dudas y tomar decisiones. Además, considera necesario dedicar tiempo a la formación, tanto de profesionales como de pacientes, para comprender qué implica realmente la toma de decisiones compartida.
Es importante conocer la población objetivo a la que te diriges, asegura el Dr. Miguel Ángel Robles, enfermero clínico y coordinador de Enfermería del Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (CEMCAT) del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. En su servicio, Robles atiende a una "población alfabetizada, joven y altamente tecnológica, que se pregunta qué significa realmente hablar de efectividad". Por ello, propone mejorar las herramientas digitales que faciliten la toma de decisiones compartida.
Montse Moharra, coordinadora de Decisiones Compartidas y secretaria de Atención Sanitaria y Participación del Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya, aseguró que el gobierno impulsa diferentes acciones para romper la resistencia del paciente y empoderarlo.
Si la toma de decisiones compartida ya es compleja en la población adulta, lo es aún más en la geriátrica y pediátrica. "Para poder dirigirnos específicamente a estos colectivos, primero debemos madurar lo que estamos aplicando ahora", señaló Moharra. Por su parte, Robles añadió que uno de los grandes retos es aplicar la toma de decisiones compartida en personas mayores que envejecen solas, un grupo cada vez más numeroso.
Enlaces a los artículos publicados en la revista científica BMJ Quality & Safety:
La toma de decisiones compartida puede ayudar a la persona que recibe la prescripción a afrontar mejor el diagnóstico.