El asma pediátrico afecta a un 10% de los niños y evoluciona con la edad
Hoy 6 de mayo se celebra el Día Mundial del Asma instaurado gracias a la Iniciativa Global para Asma (GINA, por sus siglas en inglés) en 1998. El objetivo de la jornada es promover el conocimiento de la enfermedad, fomentar la disponibilidad de tratamientos efectivos y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Para dar visibilidad a esta enfermedad nos entrevistamos con el Dr. Jaime Lozano, pediatra y jefe de la Sección de Alergología del HSJDB e investigador del Grupo de Investigación de enfermedades alérgicas en la infancia y adolescencia del IRSJD.
¿Cuáles son hoy los principales retos que todavía presenta el diagnóstico y tratamiento del asma en población pediátrica?
Dentro del asma pediátrica nos podemos encontrar con distintas formas de esta enfermedad en función de la intensidad de los síntomas, la respuesta al tratamiento y el impacto en la calidad de vida de los niños. Cuando los síntomas son intensos, requieren escalones altos de tratamiento y afecta a la calidad de vida hablamos de asma grave. Actualmente, disponemos de tratamientos biológicos aprobados para el tratamiento del asma grave en población pediátrica. Sin embargo, uno de los principales retos recae en el diseño de los ensayos clínicos, ya que a menudo no se tienen en cuenta las particularidades de los pacientes pediátricos. Es habitual que se reutilice el diseño de ensayos clínicos pensados para adultos, complicando el reclutamiento de participantes infantiles.
Además, muchos de estos estudios no comparan distintas terapias ya aprobadas entre sí, sino que enfrentan un fármaco con un placebo. Esta limitación ha llevado, en algunos casos, a aprobar el uso de determinados medicamentos en niños a partir de datos extrapolados de estudios en adultos, práctica que no es la más adecuada. Para más información se puede consultar la editorial publicada en Archivos de Bronconeumología (Sociedad Española de Neumunología y Cirugía Torácica SEPAR): "El largo camino al tratamiento con biológicos del asma en pediatría".
Otro de los grandes retos actuales en el tratamiento del asma grave es la selección del fármaco biológico más adecuado para cada paciente. Actualmente disponemos de cuatro tratamientos biológicos aprobados, un tipo de terapia avanzada que también se utiliza para abordar otras enfermedades crónicas e inflamatorias, como la artritis reumatoide o determinadas patologías autoinmunitarias. Cada uno de estos fármacos presenta criterios específicos de respuesta y, a menudo, resulta complejo determinar cuál de las cuatro opciones es la más idónea según las características de cada paciente. Éste es, sin duda, otro reto pendiente, y sería importante impulsar más ensayos clínicos comparativos que permitan generar evidencia sólida para orientar mejor la toma de decisiones terapéuticas.
¿Y con respecto al asma general? ¿Con qué desafíos nos encontramos?
La mayoría de tratamientos para el asma general son inhalados, y actualmente se ha generado una creciente preocupación en torno a su huella de carbono. Los inhaladores en spray utilizan propelentes que resultan altamente contaminantes. Como alternativa, existe el formato en polvo seco, mucho más respetuoso con el medio ambiente, pero que no está diseñado para ser utilizado por niños pequeños.
Esta situación ha provocado que muchos estudios actuales se centren en el desarrollo de nuevas moléculas que puedan administrarse mediante inhaladores de polvo seco. Sin embargo, estas opciones no son adecuadas para parte de la población pediátrica. Paralelamente, también se están llevando a cabo investigaciones para encontrar propelentes menos contaminantes, pero, de momento, estas alternativas todavía no están disponibles en la práctica clínica.
¿Nos podrías explicar algún proyecto o estudio específico en el que está trabajando actualmente?
En este momento uno de los estudios más destacados en los que estamos colaborando junto a la Dra. Maria Cols, jefa del Servicio de Neumología del HSJDB, es el proyecto SPACE (acrónimo de Severe Paediatric Asthma Collaborative in Europe). Ésta es una iniciativa europea que tiene como objetivo mejorar la atención y la investigación sobre el asma grave en niños y adolescentes de entre 6 y 17 años. El objetivo principal de SPACE es la creación de un registro europeo que recoja datos clínicos de niños y niñas con asma grave que son atendidos en centros especializados. Esta base de datos permitirá impulsar estudios de investigación e iniciativas para mejorar la calidad de la atención médica en toda Europa. Además, SPACE quiere crear una red de profesionales expertos -investigadores y clínicos- que trabajen conjuntamente para establecer prioridades de investigación y avanzar en el conocimiento y tratamiento de esta enfermedad. También se pretende fomentar la incorporación de jóvenes investigadores y profesionales sanitarios en este ámbito, así como facilitar el acceso a financiación europea o de la industria para desarrollar nuevos estudios y proyectos.
¿Cuáles son, a tu entender, las próximas oportunidades en la investigación del asma pediátrica?
Una de las oportunidades de futuro que considero relevantes es impulsar más estudios clínicos que aporten datos sobre la evolución natural del asma. Debemos conocer mejor, por ejemplo, si el asma diagnosticada en edad pediátrica puede llegar a remitir a la edad adulta. Aunque se trata de una enfermedad altamente prevalente, actualmente no disponemos de evidencia suficiente para responder con claridad a esta cuestión. Además, como ya comentaba anteriormente, también es necesario generar mayor conocimiento sobre la respuesta a las distintas terapias biológicas disponibles. Disponer de más datos nos permitiría determinar con mayor precisión qué tratamiento es el más adecuado para cada paciente y en qué momento. Finalmente, otro reto pendiente en cuanto a la investigación es definir con mayor claridad durante cuánto tiempo es necesario mantener la medicación una vez instaurada.
¿Qué mensaje te gustaría transmitir con motivo del Día Mundial del Asma, especialmente a las familias?
Diría a las familias que, aunque el asma es una enfermedad muy prevalente, 10% de la población pediátrica, actualmente y en nuestro entorno puede controlarse de manera efectiva con el tratamiento adecuado. Con un buen seguimiento, los niños con asma pueden realizar una vida completamente normal.

La mayoría de tratamientos para el asma general son inhalados, y actualmente se ha generado una creciente preocupación en torno a su huella de carbono.